Patriarcado y Capitalismo – Estructuras de poder y opresión
Capitalismo y migración
Mundo lleno de desigualdad
El capitalismo global genera desigualdades económicas entre países, regiones y clases sociales. Esto influye en la migración de varias formas:
Causas estructurales:
Desigualdad global: Las economías capitalistas del norte global (Europa, EE.UU., etc.) se benefician históricamente del extractivismo, la explotación de recursos y mano de obra en el sur global, dejando a muchos países empobrecidos.
Crisis económicas y falta de oportunidades: El desempleo, los salarios bajos y la precarización del trabajo empujan a las personas a migrar en busca de mejores condiciones de vida.
Desplazamiento por megaproyectos: Las inversiones extranjeras en industrias extractivas, hidroeléctricas o monocultivos, expulsan a comunidades rurales y campesinas de sus territorios.
Condiciones de trabajo para migrantes:
Muchos migrantes terminan en trabajos precarios, mal pagados y sin derechos laborales (campo, construcción, servicio doméstico), lo que sostiene la economía capitalista a bajo costo. Se crea una división internacional del trabajo, donde los migrantes ocupan los empleos que los ciudadanos locales no quieren realizar, muchas veces sin garantías ni protección legal.
Patriarcado y migración
Oportunos con las desafortunadas
El patriarcado, como sistema de dominación basado en la desigualdad de género, también moldea profundamente las experiencias migratorias, especialmente de mujeres y personas disidentes del género.
Feminización de la migración: Cada vez más mujeres migran solas, muchas veces para sostener a sus familias mediante el trabajo doméstico o de cuidados en otros países. Las mujeres migrantes suelen ocupar empleos no regulados, invisibilizados y sin derechos laborales (como trabajadoras del hogar, cuidadoras, limpieza), reproduciendo estereotipos de género.
Violencias específicas: Las mujeres y personas LGBTQ+ enfrentan mayores riesgos de violencia sexual, trata, discriminación y explotación tanto en el tránsito como en los países de destino.En algunos casos, migran para escapar de violencias de género estructurales en sus países de origen, como feminicidios, matrimonio forzado, mutilación genital, etc.
Intersección patriarcado–capitalismo: Ambos sistemas se refuerzan mutuamente en el fenómeno migratorio. Las mujeres migrantes sostienen dobles jornadas: el trabajo remunerado y el trabajo doméstico, perpetuando la lógica del capital y del cuidado gratuito.
La economía capitalista externaliza el trabajo reproductivo (cuidado de niños, ancianos, enfermos) hacia mujeres migrantes, muchas veces racializadas, para sostener la vida en los países ricos. Se aprovecha del estatus migratorio irregular para mantener a las personas en situación de vulnerabilidad, sin posibilidad de reclamar derechos.
Para terminar, la migración no es solo un fenómeno económico ni individual; está profundamente atravesado por estructuras de poder global, donde el patriarcado y el capitalismo crean condiciones de expulsión, explotación y vulnerabilidad para quienes migran, especialmente mujeres, disidencias sexuales y personas racializadas.